Cuando era pequeña crecí con los dibujos animados de Los autos locos, La abeja Maya, La Aldea del Arce... y cada vez que alguien los nombra en Twitter o en mi entorno siento un montón de nostalgia. Hoy me gustaría hablar de todo lo que ellos me evocan.
Recuerdo las tardes de invierno en las que llegaba del colegio y me sentaba delante del sofá para ver los dibujos junto a mi abuela. Ella vivía con nosotros y su propio asiento en el sofá. Tenía la costumbre de hacerme cosquillas en la espalda mientras veía la televisión. ¡Qué gustito!
Desde que nací hasta los ocho años vivíamos en un ático. Era muy acogedor, o al menos en mi memoria siempre lo ha sido. Cuando nos fuimos de ese piso empezó mi vida a desestabilizarse así que lo recuerdo como el periodo más estable de mi existencia. De ahí me llevo los Snorkels, los diminutos y Juana y Sergio.
Los fines de semana por la mañana veía Club Disney y mi padre me traía una naranja de caramelo azucarada.
Al mediodía Delfi, Robín Hood o los Fruitis nunca faltaban.
Por las noches mi padre y yo solíamos ir al videoclub. Él cogía todas las películas de terror que habían y a mí me dejaba elegir alguna infantil. Sentía mucha curiosidad por la colección de películas de Pipi Lastrun. Era una mezcla de fascinación por ese modo vida y tristeza por la soledad que me transmitía. Quién iba a decirme que con los años me volvería un poco como esa niña.
Pasado un tiempo, tras acabar con la filmografía infantil, comenzamos a alquilar videojuegos. Y ahí empezó mi afición por ellos. En otro post os contaré.
A partir de los ocho años ya veía Oliver y Benji y todos esos primeros animes que llegaron a España. Chiquitita, La magia de EMI, Los inventos de Eva, Sandy, Poliana... Todos ellos junto a mis primas que también compartían la misma afición.
Imposible olvidar la famosa frase de "A mediodía... Alegría! Y con Leticia mejor todavía!".
Leticia Sabater se convirtió en una referente para l@s niñ@s de mi generación. Una pena que el personaje se acabara comiendo a la persona.
En la extraña y compleja adolescencia que tuve recuerdo a los caballeros del zodíaco, a Ranma y a Fly.
Fue de más mayor, sobre los 27 años, que empezó a gustarme el anime pero destinado a un público más adulto. Series como Nana, Paradisse Kiss, Claymore y otros títulos no muy conocidos pero que me encantaron por su complejidad y profundidad.
Los dibujos animados han formado parte de tod@s nuestras infancias y no tan infancias. En cada uno de nosotr@s han dejado una huella imborrable que va a ir siempre acompañada de otros recuerdos, sensaciones, olores y sabores... ¿Me equivoco?
La verdad es que los dibujitos siempre van unidos a nuestros recuerdos. Yo no podria ponértelos por épocas, pero sí recuerdo con mucho cariño, David el Gnomo, Dartacan, La Aldea del Arce, Espinete y Barrio sesamo, los Fraggles, Los Diminutos, Los Snorkels... Luego aparecieron los animes y yo fui creciendo. No me disgustaron pero no les guardo tanto cariño como los primeros. La familia crece, anime, si me gustaba. Era un culebrón con todas sus letras. Me encantaba.
ResponderEliminarBesos guapa. Y hemos conocido un poquito de ti en esta fantástica entrada.
Oh! La familia crece o Marmalade Boy jajaja mi primer anime. Tengo los tomos del manga. Sabías que hay una segunda parte? Desde el punto de vista de los hijos de Miki y Yuu? Jajajaja Besotes y mil gracias por comentar
ResponderEliminarPues no, no sabía yo que había una segunda parte. Mi amiga me dejó los tomos de manga. Me los bebí, jajajjaja. Ya que los dibujitos me los salté algun capítulo.
EliminarYo recuerdo Los dimibutos y la abeja Maya, pero a mi mis padres casi no me dejaban ver la tele, si mi marido te leyera seguro que te diría que los conoce todos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Los dibujitos me encantaban y forman parte de mi vida, ya no digo infancia porque me siguen gustando jajaja. No veía mucho la tele porque desde muy pequeña empecé a hacer actividades por las tardes pero los fines de semana me gustaba despertarme muy temprano para poder ver muchos dibujitos. Gracias por este tipo de post que nos hacen recordar esas épocas tan bonitas. Un beso
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