miércoles, 27 de mayo de 2020

¡Cómo hemos cambiado!



Mi marido y yo nos conocimos en el año 2008. Salía de una relación turbulenta y con él encontré la paz que estaba buscando.
Nos fuimos a vivir al mes de conocernos y desde entonces no nos hemos separado más que en momentos contados. 

Una vez leí en un estudio que la apariencia o el carácter son los aspectos más importantes a la hora de buscar pareja. Con los años y mi experiencia puedo decir que hay una variable todavía más importante, compartir los mismos intereses.

Desde el minuto cero lo que acabó de unirnos fueron nuestros mismos gustos, aficiones e intereses en la vida.

Nuestro primer hogar fue una casa de madera. Un anexo que había en el jardín de mis suegros y que apenas tenía veinte metros cuadrados. Un acogedor y perfecto nidito de amor que se nos quedó pequeño a partir del segundo año juntos. No es como la de la foto pero la recuerdo con el mismo encanto.


La siguiente etapa de la relación la pasamos compartiendo piso con una pareja de brasileños. Una experiencia muy enriquecedora que nos enseñó muchas cosas buenas y aunque otras no lo fueron tanto guardamos muy buenos recuerdos.
Si la convivencia a veces resulta complicada con aquellos con los que compartes ideas y costumbres pues imaginad si son diferentes. 

La siguiente y última etapa que nos lleva a la actualidad se sitúa en la casa que vivimos. Tenemos mucho espacio para nosotros y una zona friki en la que mantenemos nuestras joyas de la corona que nos recuerdan quienes fuimos. Y es que éramos muy activos. No parábamos ni dentro no fuera de casa.
Nos gustaba ir al cine, ver series de anime, leer el mismo tipo de libros, hacer excursiones por la montaña, jugar a videojuegos... Como veréis hablo en pasado y es que todo ésto, ya no solo por el coronavirus, se ha visto alterado con la llegada de la peque.

Es cierto que a medida que se va haciendo mayor retomamos poco a poco nuestros hobbies pero nada que ver con lo que hacíamos o éramos cuando estábamos solos.

Cómo hemos cambiado hace referencia a ese momento en el que dejas de pensar en ti y en tus preferencias, en nuestro caso, por la llegada del nuevo miembro a la familia. Tus necesidades se minimizan y aunque siguen ahí, están dormidas, las dejas para cubrir las nuevas.

Sabemos que algún día volverá la intimidad en muchos aspectos. Que volveré a dibujar, disfrutaremos como pareja haciendo escapadas, cine, paseos por la montaña... pero por ahora lo haremos de una forma no menos divertida, con la peque. Una nueva versión de estas actividades que estamos seguros no nos defraudará porque ella es el mejor interés común que tenemos y lo mejor que hemos hecho como pareja.






miércoles, 20 de mayo de 2020

Reseña juego infantil Catch It! 3+

Voy a hablaros de un juego para niñ@s a partir de 3 años llamado Catch It! de Goula. 

Contenido

27 piezas redondas gruesas de fácil agarre para los más pequeños con perros, tortugas o gatos de color amarillo, azul o rojo y con tres tipos de formas en sus vestidos: puntos, rayas o cuadraditos. 

3 dados de madera de buen tamaño. Uno con los colores de las fichas, otro con los tres tipos de animales y el último con las tres diferentes formas que pueden tener sus vestidos (puntos, rayas o cuadraditos).

Mecánica del juego

El juego es muy sencillo y se puede adaptar según la edad del/a peque. Si queremos mayor dificultad utilizamos los tres dados y si queremos facilitar la tarea podemos usar dos o incluso uno. 

Se lanzan los tres dados y con el resultado se busca la forma, animal y color correspondiente. Así hasta que se acaben las fichas. 
Pueden jugar varios niños por turnos y el primero que vea la ficha se la queda. 

¿Qué se estimula?

Con este juego se potencia la atención y la concentración de los pequeños y no tan pequeños de la casa. También se trabaja la velocidad de reacción, la psicomotricidad fina y la discriminación de formas, colores y animales. 

Experiencia

En casa jugamos con la peque de 3 años y aunque las partidas suelen ser breves porque su tiempo de atención oscila entre unos 6 y 15 minutos, lo pasamos bien. Le gusta ir recopilando fichas, tirar los dados y buscar los animales.

Espero os haya gustado la recomendación.

Un kuki abrazo.


miércoles, 13 de mayo de 2020

Todo el mundo tiene un pasado...

Siempre digo en broma que todo el mundo tiene un pasado cuando recuerdo mi etapa Otaku. Antes de tener a la peque pasaba horas delante de mí tableta gráfica y dibujaba mucho.
Tuve un blog llamado chiakuotaku en el que escribía reseñas sobre mangas y subía mis dibujos de los personajes de anime que más me gustaban. 

También creé una cuenta de Twitter en la que los seguidores me dedicaban sus ilustraciones y sus opiniones. Llegué a salir en una revista, participar en el salón del manga de Barcelona, hacer quedadas con los otakus y un largo etc. Todo ello acompañada por mí fiel escudero y fan número 1, mi marido. Siempre ha estado ahí permitiéndome ser yo misma y desarrollarme en todas las facetas que he querido. 

Desde hace tres años vivo en la sombra y en el anonimato porque en cuanto fui madre las prioridades cambiaron. Ahora de todo aquello solo me quedan recuerdos y dibujos. Así entre nosotros/as, no cambio por nada todo aquel mundo por el de la maternidad. Es infinitamente más gratificante sentir a mí niña entre mis brazos.

Hoy me he levantado algo nostálgica y quiero enseñaros algunos de mis preciados tesoros.

Estudié Bellas Artes y lo que más me gustaba era trabajar con el carboncillo. De ahí que todas mis ilustraciones sean con esta técnica. Durante la carrera las elaboraciones eran sobre papel pero terminé adaptándome a las tabletas gráficas. Los dibujos de la imagen son realizados con la Intuos Manga. 

No descarto en un futuro retomar mis lápices y atril. Evidentemente centrada en otra temática, porque una ya tiene una edad y me he quedado desfasada del mundillo Otaku, pero seguiré con mi afición. 

Ya sabéis un poco más de mí. 

Un kuki abrazo.

Hasta pronto.

sábado, 9 de mayo de 2020

He vuelto


Me he tomado un tiempo para reflexionar sobre mi actividad en el blog. Tras un breve descanso he decidido volver y recordar la finalidad de este blog, la de tener un espacio para mí en el que plasmar todo aquello que se me pasase por la cabeza.

Tras esta introducción necesaria para explicaros mi ausencia pasajera paso a hablar de todo lo que me está ocurriendo.

Desde hace aproximadamente un mes formo parte del equipo de administradoras de una comunidad en Twitter. Su nombre es la Comunidad Globera y junto a cinco chicas más formamos un equipazo. Son todas unas cracks y estupendas. 

He de decir que en un principio la idea me asustó porque no sabía si lo haría bien, si tendría tiempo... pero decidí que lo mejor era no pensar y seguir hacia adelante. La corazonada que tuve cuando recibí la propuesta fue inmensa y me hizo sentir muy feliz saber que en el proyecto estaría junto mi geme Violeta. Con ella todo es maravilloluminoso. 
Este primer mes ha sido increíble. Estoy aprendiendo un montón de cosas gracias a los conocimientos que tienen y me siento muy orgullosa de formar parte de esta nueva etapa de la comunidad. 

La propuesta llegó en el mejor momento porque me ha ayudado mucho a pasar el confinamiento y la situación por la que estamos pasando en nuestro País. Estar activa pensando en organizar, crear, publicar... me ha distraido de mis mil preocupaciones. Ellas empiezan por mi hija de tres años. Su futuro me tiene en vilo. No saber cómo será su primer año en el colegio (su adaptación, cambio, nuevo entorno...) con el añadido de los efectos colaterales del Coronavirus... esto hace que mi cabeza se cortocircuite. Además me invade una sensación de pena por todo lo que se está perdiendo tanto a nivel educativo como social. Estar alejada del contacto con otros niños a su edad... no sé qué repercusión puede tener para su desarrollo.

A nivel laboral la cosa no mejora. No he parado de trabajar en estos meses porque mi trabajo está al lado de uno de los sectores más perjudicados de esta pandemia, las personas mayores que viven
en residencias.
Como ya sabéis, soy psicóloga de la tercera edad y ejerzo en un centro residencial desde hace más de 10 años. Estos días están siendo muy duros y difíciles para todos pero para los abuelos y abuelas que viven en residencias no es poco. Hacemos lo que está en nuestras manos para mantener el contacto con sus familias a través videos, llamadas, videollamadas... pero no tienen el calor de sus abrazos y besos. Es ahí donde mi función juega un papel fundamental pero aún así nada les reconforta ya a estas alturas. Eso por no hablar de los que se están quedando en el camino de esta batalla. Sí, los veo venir y marcharse. Les doy el último aliento enfundada en un traje EPI y nuestro último contacto es a través de un guante de silicona. No es justo. Nadie merece una despedida así para una vida llena de trabajo, lucha y poca gratificación en la malloria de los casos.

Tras todo ésto muchos días cuando salgo y me ducho solo me apetece quedarme sentada un buen rato sin pensar, sin hablar, mirando cosas lo más banales y simples que haya en Twitter e Instagram.

Hasta aquí un resumen de mis sensaciones y emociones durante estos meses.

Nos vemos pronto. 
Un kuki abrazo 

Los libros de mi vida

Desde bien pequeña me ha gustado la lectura. Mi abuela se encargó de enseñarme muy pronto porque lo consideraba una herramienta impresc...